Nuestros ambientes nos rodean, nos envuelven. Su energía nos inspira o nos retrae y por eso necesitamos acondicionarlos de acuerdo a cómo nos sentimos o a las energías que buscamos experimentar. Falta poco para el verano y la expansión del sol y de la temperatura nos dan la oportunidad de transformar y renovar nuestros ambientes y su vibración. Te contamos todo lo que necesitas para lograrlo:
Tonalidades frescas que alivien tensiones y provoquen relajación: Para esta nueva temporada necesitamos refrescar los espacios con colores y objetos que nos induzcan a serenarnos y a dejar ir lo tenso, lo que se resguardaba de nosotros mismos. El verano está asociado a emociones y acciones como el dejar ver, dejar de contener (En los fríos del inviernos nos recogemos hacia adentro, nos cubrimos) y liberarnos a sentir y disfrutar. Entonces, esta energía podemos activarla o crearla a través de colores como el azul marino combinado con el blanco, los amarillos que nos recuerdan la fuerza del sol y la vitalidad del cuerpo o los verdes que nos refrescan y armonizan.
Texturas livianas que aporten soltura y libertad: Otro aspecto interesante que afecta directamente nuestros sentidos y nuestras impresiones es acondicionar las texturas que nos rodean. Recordemos que el tacto es uno de nuestros sentidos más íntimos y el que más sensaciones puede provocarnos a nivel profundo. Si tenemos mantas sobre la cama o sobre los sillones, incluso también los tapices que cuelgan de las paredes, podemos animarnos a moverlos de lugar o intercambiarlas por telas más livianas y suaves que nos induzcan con su vuelo y su movimiento a la sensación de soltar, de refrescar, de estar más libres.
Dejar llegar la luz: Y, un aspecto que me encantaría remarcar, es la sugerencia de dejar entrar toda la luz y el oxígeno que podamos a nuestros hogares. Ventilando, dejando pasar el aire, el viento, la luz del sol que llega bien temprano en la mañana. La energía de los cuatro elementos purifica y armoniza nuestros espacios y también nuestra salud. Emocionalmente, representa nuestra voluntad de darle espacio a la vida, a lo nuevo, a la alegría de la luminosidad en nosotros mismos.