Continuamos atravesando la energía del signo de Escorpio, cuya maestría nos impulsa a encontrarnos con aquellas heridas, marcas y trabas que permanecen en nosotros mismos. El objetivo de este encuentro (Aunque a veces se sienta un tanto intenso y hasta doloroso) es que podamos tomar verdadera consciencia de lo que nos pasa y trabajar para sanarlo. No hay manera de curar una herida que no reconocemos.
Escorpio nos convierte en alquimistas de nosotros mismos. Entonces, aprovechemos esta energía potente para asumir y evolucionar nuestro estado personal actual.
Uno de los aspectos más reveladores de esta energía es el darnos cuenta de qué actitudes, pensamientos, relaciones o entornos nos están manteniendo demasiado fijos, estancados, muy pesados o demasiado tóxicos, impidiendo que podamos avanzar en nuestra vida personal, profesional, amorosa o familiar.
¿Qué es aquello que continuás cultivando, aun sintiendo y sabiendo que te impide un crecimiento, un avance, un cambio que necesitás hacer verdaderamente? La energía Escorpiana suele ser movilizante y sobre todo “corredora de velos”. Pero para ver hay que estar dispuestos a aceptar, a reconocer, a hacernos cargo.
¿Cuáles son tus pensamientos recurrentes? ¿Con qué actitud, generalmente, encarás el día? ¿Cómo vibran las relaciones que más frecuentás últimamente? ¿De qué manera conectás con tu cuerpo y tu sexualidad? ¿Cómo te relacionás con el dinero y las posesiones materiales? Te cuesta compartir, te gusta administrar para estar más segura, convivís con el miedo a perderlo todo?
Hacé el trabajo de viajar más profundo en estos aspectos que son todos relacionados con la vibración de Escorpio actual. Ahondá en tu propio presente hasta encontrar en dónde estás necesitando dedicarte y en dónde ya podés agradecer y liberarte porque fuiste sanándolo con tiempo y esfuerzo personal.
Escorpio nos ayuda a ver. Nos ayuda a escuchar y a sentir. Expande nuestros canales perceptivos y nuestra comprensión de nosotros mismos.