El nivel de autoestima que tenemos hoy se fue forjando desde nuestra infancia.
A medida que fuimos creciendo, recibimos estímulos y cuidados que nos llevaron a ser la persona que somos hoy. Todo lo que recibimos fue base y contenido para nuestro comportamiento actual y nuestro sistema de creencias.
Según cómo nos trataron de niños, es nuestra forma de pensar, sentir y hacer en la adultez.
Para modificar y sanar eso que nos faltó (o nos sobró) de niños, existe una técnica especial. Con ella podemos desaprender toda esa historia que nos formó y aprender a cuidarnos y considerarnos de otra manera.
Esta técnica se llama <<Reparenting>> y es utilizada por terapeutas a nivel mundial.
Pero primero repasemos que es exactamente amor propio. Se trata de cómo te valoras a vos mismo, y cómo te consideras en las diferentes esferas de tu vida.
Es un pilar para tu bienestar y para todo aquello que encares en la vida. Va a verse reflejado en todo lo que hagas: cómo te posicionas en tu trabajo, cómo crías a tus hijos, cómo te relacionas con tu pareja y cómo te tratas a vos mismo.
Amor propio es confiar en tus habilidades y posibilidades. Es saber que mereces todo aquello que anhelas. O sea, es tener la confianza y la seguridad de que lograrás todo aquello que te propongas.
Reparenting es romper ese patrón de crianza que se fue repitiendo generación tras generación y evolucionar hacia una mejor estrategia de autocuidados y resolución de problemas. Es reconocer las necesidades que no fueron cubiertas de pequeños para entender a qué nivel opera hoy la autoconfianza y autoestima en cada uno de nosotros.
Lo novedoso del proceso de reparenting es que es llevado a cabo por la misma persona. No es el terapeuta quien hace el trabajo, sino el paciente mediante un gran trabajo de entrega y revisión de su infancia. En algunas etapas puede ser doloroso o incómodo, pero la recompensa bien valdrá la pena.
En general a nadie le es fácil andar revisando los traumas de la infancia, sin embargo podemos tomarlo como una oportunidad de cambio y renovación. Como adultos tenemos la posibilidad de elegir concientemente y aprender a sanar esas heridas con reparenting.
El amor juega un rol imprescindible en esta elección. El psicólogo espiritual Joe Koelzer ha escrito “el principal punto es brindarse a uno mismo amor incondicional”. Entender que todos nos merecemos algo mejor será otro de los pilares para emprender esta cruzada de amor hacia uno mismo.
Además podrán ayudar ingredientes como una buena capacidad de reflexión y mucha humildad.
Reparenting es nuestra responsabilidad. Es un proceso muy íntimo con uno mismo. Cualquiera puede empezar un proceso de reparenting. Requiere tiempo y voluntad, pero te habilitará a sanar en varios aspectos de tu vida, sobretodo la autoestima y la autoconfianza.
La base para este proceso está dada por cuatro pilares:
– Disciplina
– Recreación
– Autorregulación
– Autocuidados
Disciplina: Aprender y sostener hábitos y promesas a uno mismo. Al cumplir lo que nos prometimos nos damos el inmenso regalo de vernos capaces de asumir responsabilidades y nuevos desafíos.
Recreación: Disfrutar del tiempo libre para las relaciones sociales, los hobbies y los juegos. Permitirte horas de ocio y diversión para recrear la mente y el espíritu. Darte el permiso de volver a sentirte como un niño nuevamente.
Autorregulación: Relajación, meditación, respiración. Incorporar a la rutina diaria técnicas que te ayuden a conocerte mejor a vos mismo y desarrollar así la inteligencia emocional.
Autocuidados: Un buen descanso, definir el tipo de nutrición que mejor se adapte a tu organismo y tu realidad, tiempo de conexión con la naturaleza, y hábitos sostenidos de ejercicio físico.
Si bien puede verse un poco exigente este listado que proponen estos cuatro pilares, un buen proceso de reparenting puede llevarte a hacer las pases con vos mismo y con tus padres y ancestros.
Puede ser vital para recuperar la motivación y la autoestima. Y puede darte, mediante estrategias muy concretas, eso que por tanto tiempo esperaste del otro: amor y aceptación más allá de lo que hagan o dejen de hacer los demás.