La verdad es que todos nos hemos preguntado estas cuestiones alguna vez… Hace unos años, el Dr. Martin Seligman propuso a los mejores psicólogos y científicos de la Universidad de Pensilvania que investigaran qué factores influían sobre ciertas personas para que fueran más felices que otras, incluso en contextos nada favorables.

Fue así como nació la Psicología Positiva, una rama de la psicología tradicional, pero basada en los aspectos positivos de la vida psíquica y emocional de las personas.
Una de sus mayores exponentes, la Dra. Sonja Lyubomirsky, Profesora de Psicología en la Universidad de California, en su libro “La ciencia de la felicidad” propone de forma muy simple las mejores estrategias para obtener mayor bienestar en nuestra vida.
Lo primero que ella pregunta al iniciar su exposición es: ¿qué crees que te haría más feliz?

Aquí te propongo que lo pienses durante un momento. Reflexiónalo en serio y haz una lista de todo lo que crees que te haría más feliz. Seguramente estás pensando en cosas como: “un trabajo mejor “, “tener más dinero”, “viajar a ese lugar que tantas ganas le tengo”…

Después de muchas investigaciones descubrieron que cualquiera de estos factores externos no influyen a largo plazo en nuestra felicidad, ya que no son verdaderas fuentes de bienestar.

Nos han criado y educado para creer que ciertas cosas nos traerán felicidad. Pero en general esto nos da una sensación de felicidad que dura poco tiempo. Es lo que llamamos felicidad efímera, a corto plazo. Las verdaderas claves de la felicidad las encontramos en la manera que usamos nuestros pensamientos y en cómo afrontamos nuestra realidad. O sea, en la actitud que tenemos ante los eventos de nuestra vida.

Sonja, junto a otros psicólogos evaluaron a miles de personas, descubrió cuáles son los factores que determinan la felicidad.

Observaron que el 50% de nuestra felicidad viene determinado genéticamente. O sea, lo que has heredado de nacimiento, tu personalidad de base. Otro 10% es determinado por las condiciones externas.

Es decir, todas esas circunstancias externas que siempre estamos deseando tener, solo nos daría un 10% de posibilidades de ser más felices.

Y nos queda un 40% En palabras de Sonja: Tenemos un 40% de oportunidades para aumentar o disminuir nuestro nivel de felicidad a través de lo que hacemos en nuestra vida cotidiana y de nuestra manera de pensar.

¡Está noticia es genial! Significa que tenemos en nuestras manos la decisión de ser un 40% más felices. Sólo es cuestión de proponernos este objetivo y aprender las estrategias efectivas para lograrlo!

La autora propone entonces las estrategias que fueron estudiadas y que generan una sensación de bienestar más a largo plazo.

– Expresar gratitud por todo lo que tienes y todo lo que eres.

–  Cultivar un estilo de pensamiento optimista.

– Evitar compararnos con los demás.

– Cuidar las relaciones sociales.

–  Aprender a perdonar.

– Vivir en el presente. No revolver el pasado, ni obsesionarse con el futuro.

– Comprometerte con tus objetivos.

Son estrategias tan simples que parecen irrelevantes, ¿verdad? Sin embargo estos puntos tienen un gran poder. El poder de transformar cualquier situación a una realidad con la que estemos a gusto y hasta “agradecidos”. Hasta las situaciones más difíciles de nuestras vidas pueden atravesarse mejor si las observamos  desde un estado de aceptación, y gratitud por el crecimiento interior que esa vivencia puede aportarnos.