Una persona (maravillosa) con la que estudié me recordó una linda y poderosa frase “lo que no se mide, no se mejora”. Entonces, aprovechando que estamos cerrando y abriendo otra etapa, es un buen momento para evaluar nuestros proyectos y emprendimientos:
Elegí y priorizá: Volvé tu mirada hacia el 2015 y seleccioná tres o cuatro aspectos personales o de trabajo que hayan sido tu principal foco durante el año. Tomate el tiempo de revisar y evaluar cómo fue desarrollándose cada uno y cómo te has ido sintiendo en cada etapa. ¿Qué ajustes necesitás? ¿Cumpliste o lo hiciste con corazón? ¿Tiene potencial para seguir mejorando? ¿Qué cambios necesitás permitirte?
No te quedes solo en los números, sino no habrá servido de nada. El poder evaluar y medir nuestro rendimiento y cómo fuimos o no cumpliendo nuestros objetivos (Como marca, como emprendedores, como pareja, como persona) tiene la finalidad de que podamos honrar los avances y mejorar aquello que se ha enredado. No tiene ningún sentido hacerlo si lo único que logramos posteriormente es estancarnos en ese éxito o deprimirnos y desanimarnos porque no salió como esperábamos.
Algunas Sugerencias:
- Medí diferentes aspectos (Rendimiento económico, sentimientos personales frente a cada uno, sueños que aún no lanzaste y podrías incorporar, cómo te relacionaste con tus compañeros de proyecto)
- Evaluá la posibilidad de capacitarte en aquello que te hayas sentido en falta
- Celebrate con cariño tus logros y proponete con voluntad mejorar tus faltas