Además de reglas de comportamiento y horarios, tratemos de orientarlos para que aprendan a disfrutar y agradecer la vida. Hoy te compartimos algunas formas simples y armoniosas de inspirar y embellecer la vida de nuestros hijos con actividades sencillas y saludables:
Preguntándoles a ellos: Aunque pareciera que son nuestros hijos los que siempre nos preguntan sobre el mundo, tratemos de invitarlos a compartir su propia visión de las cosas. Preguntémosle sobre situaciones, qué sienten o creen y abramos nuestra energía a sus maravillosas respuestas
Enseñarles a caer para que dejen de temerle: Cuán diferente hubiera sido nuestra vida de adultos, si desde la infancia nos enseñaran la importancia de aprender a caer bien. No andaríamos por la vida con terror al fracaso porque sabríamos que siempre podemos reinventarnos y ponernos de pie, nos arriesgaríamos más a seguir la intuición porque si nos caemos, nos levantamos y volvemos a intentarlo, nos ahorraríamos terribles golpazos porque tendríamos flexibilidad para permitirnos caer sin resistirnos cuando haga falta (A veces realmente necesitamos caer).
Más Naturaleza: Les hace bien, les renueva la energía, les ayuda a expresarse y promueve una actitud de respeto hacia el entorno. Además, cuando estamos en la naturaleza nos escuchamos mejor a nosotros mismos y ellos aprenderán, desde chiquitos, a darle atención a su capacidad perceptiva.
Juguemos pero escuchándolos. Ellos traen muchas verdades que desconocemos, actualizan y mejoran nuestra información, completando y evolucionando nuestra propia energía. Conectemos con ellos y con la maestría de su corazón, animándolos a vivir buscando inspirarse.